Marcela, se describe como una ama de casa de treinta y cuatro años. Vive en Barquisimeto, y a propósito de lo del tema de las proyecciones, me expresa lo siguiente: «Carlos, te vengo leyendo domingo a domingo y me gusta tu columna, me pone a pensar, pero hay cosas que me cuestan ponerlas en práctica y verlas con facilidad; una de ellas es lo de los espejos, eso de preguntarnos qué nos estará mostrando eso que tanto me irrita o afecta, y que no lo he visto dentro de mí. Porque te confieso que tengo una hermana con la que nunca he podido llevarme bien, ella es descuidada, dependiente, indolente con su persona, desordenada, y yo, por ningún lado me puedo ver reflejada en ella. Te agradezco si me lo explicaras y gracias por el amor que nos envías domingo a domingo».

Amiga, el tema de las proyecciones es difícil y complejo, pero es muy necesario si lo que queremos es crecer realmente, y dejar de ser víctimas impotentes de un mundo injusto y malo, eso no tiene sentido.

Lo primero que hay que entender es que somos percepciones, percibimos desde las áreas inconscientes que, como espejos, se evidencian en los otros; de ahí que hayas escuchado muchas veces eso de que SOMOS UNO. Esto lo puedes corroborar en las diversas opiniones que se tienen acerca de una misma persona, son tan variadas y dispares, que no pueden estar reflejando otra cosa que a los opinadores. Otro ejemplo: hace algún tiempo me fui a la playa con un grupo de parejas amigas, una de ellas se fue a caminar por la orilla, al rato todos hicimos lo mismo, éramos diez, cuando llegamos a nuestras sillas la mujer de la primera pareja dijo: -«Guau, cómo hay pitiriasis en esta playa, y la gente como si nada».

Todos la miramos extrañados, pues ninguno se había percatado de esa situación, y todos le preguntamos que qué era eso, ella nos explicó que consistía en un hongo de sol, que demostraba con unas manchas blancas en brazos y pecho. Al rato, nos metimos a la playa y tres de nosotros decidimos caminar otro rato, la percepción había cambiado y ahora la pitiriarisis, campeaba en mi visión y en la de mis dos compañeras, todo era distinto. Por lo tanto, sólo percibimos lo que de alguna manera, consciente o inconscientemente, conocemos, sabemos.

Cuando nos referimos a personas o acontecimientos no debemos ser literales, eso poco nos ayudará. En el caso de tu hermana, es importante que revises con detenimiento tres aspectos de tu vida que, me da la impresión, permanecen en tu lado oscuro o sombrío, y que tu hermana te los está mostrando claramente: el descuido, la indolencia y el desorden. Quizás hacia fuera no muestres nada de esto, pero quizás contigo puedes llegar a ser, en poco o mucho, eso que ella te muestra. Te toca revisar, en la medida en que encuentres estas características en ciertos aspectos de ti, bajará la molestia con tu hermana, porque incorporarás otra percepción más luminosa de ella y más compasiva hacia ti misma; así, tu relación con tu hermana te permitirá crecer. Manos a la obra.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga