En mis más de 15 años de experiencia como asesor organizacional, he terminado rompiendo con todas las fórmulas hechas y los sistemas preconcebidos, pues los tiempos cambiaron y nos urge regresar al sentir, a darle luz a la gente en su camino, a hacer que cada uno encuentre el sitio adecuado en sí mismo, en su familia, en la sociedad, en la empresa y por ende en el planeta, sólo un ser en esa posición, podría entender y aplicar efectivamente una filosofía empresarial o sentir verdaderamente pertenencia con la misma; de lo contrario, perdemos tiempo, esfuerzo y dinero. Por todo lo anterior, me estimula mucho la posibilidad de entrar en su empresa.

«Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontraras un hombre capaz de cambiar la empresa… muéstrame un hombre sin sueños y en él hallarás a un simple obrero». Hasta hace poco, el entrenar y capacitar a los empleados era sólo cuestión de elaborar fórmulas y estrategias para lograr que ellos simplemente se ajustaran al sistema. Los tiempos han cambiado y ahora es necesario impactar el SER, para que sea el empleado el encargado de ajustar el sistema a sus propias necesidades… a sus sueños, sus anhelos, a lo que quiere realmente para su vida. Es por esto que ratifico que una empresa es productiva cuando el 100% de sus miembros están 100% comprometidos, por ende, entusiasmados.

Hoy más que nunca, en un tiempo en donde la crisis en las organizaciones, es sólo el producto de la crisis que lleva cada uno de sus miembros por dentro, es imposible crear un sistema acorde la filosofía de vida organizacional, sin antes impactar en la filosofía de vida de sus partes.

El empleado no sólo es miembro de un sistema llamado empresa, es miembro de un sistema llamado familia, sociedad, planeta… y todo lo que sucede en cada uno de estos sistemas afecta directamente a cada uno de ellos, y por ende a todos.

En estos tiempos, más que entrenamiento y capacitación, hace falta más reflexión, el resto será el resultado de lograr la conexión entre los sueños personales y los sueños organizacionales, en impactar al corazón de la gente, en lograr que los empleados le encuentren un sentido más profundo que el hecho de recibir un salario para SOBREVIVIR.

Para ello, quienes ejercemos esta labor de motivar, asesorar y proponer alternativas a la producción a todos sus niveles, también tenemos que renovarnos; soltar los esquemas y proponer un impacto emocional real en un mundo que por miedo, se olvidó de sentir, por ende pasó por alto su capacidad innata de ser extraordinarios.

Llamémonos ahora despertadores en un mundo dormido, sensibilizadores en un mundo que se niega a saber lo que siente, impactadores en un mundo que perdió la posibilidad de conjugar el verbo vivir, y veremos entonces como aquellos términos: sinergia, calidad, excelencia, liderazgo; adquieren la medida perfecta para nuestra hermosa aventura de hacer organizaciones ilimitadas, simplemente por contener seres con conciencia de ser ilimitados.