Hay términos que, de sólo oírlos o pronunciarlos, se nos hacen negativos e indeseables, sin embargo, todo tiene dos caras, y quien encuentre la cara productiva de esas cosas indeseables, alcanzará llevarse el premio.

Un amigo, quien vive en el interior, aprovechó una visita mía a su ciudad, y como favor muy personal me invitó a almorzar. César hoy es dueño de una mediana empresa, con más de treinta empleados que genera buenas ganancias, pero él viene hastiado de un fenómeno que se ha perpetuado y que ha terminado siendo el verdadero propietario del ambiente laboral: el chisme. Me agrega como dato que, aunque parezca extraño, es una fuerza laboral mayoritariamente masculina, y que apenas tiene seis mujeres, en cargos de poca responsabilidad.

Si bien éste artículo no es una oda al chisme, siempre es bueno ver qué nos trae lo que sucede y si bien, no depender de ello, y menos darle más fuerza, es pertinente ponerlo en remojo, a ver de qué se trata.

Le expliqué que el chisme es una energía femenina, y no por ello, sólo la actúan las mujeres, por lo tanto, en ambientes donde haya desequilibrio, una de las expresiones femeninas se cuela. Por otro lado, le dije que en mi experiencia en grupos de trabajo, cuando el líder o la cabeza de grupo se hace inaccesible, insensible o sordo a los demás, el chisme se pone sus mejores galas y, como buena fémina, va ganando terreno.

La cara de César cambió inmediatamente, la cosa como que era con él, y me dijo, algo sorprendido: «Carlos, si no fueras tú, quien sé que no tienes ningún interés específico en lo mío, me hubiera parado y me hubiera ido, pensando que eres un hablador de pistoladas, pero creo que lo tengo que pensar. Yo, luego de la muerte súbita de mi hermana, quien me acompañaba en la dirección del negocio, comprendo que he cambiado, me he cerrado y la gente, y sus pendejadas me irritan, eso es cierto. Pero ¿qué hago?».

Bien, te sugiero que seas claro en que el chisme no te agrada, eso es válido, pero escúchalo, dentro de los chismes hay verdades que nadie te diría, y que son importantes. Crea vínculos, espacios con los empleados, para que se relajen y te sientan accesible, eso es femenino, y así manejas esa energía, en lugar de ser víctima de ella. Y a ti, te sugiero que te busques un buen terapeuta con quien trabajar el duelo por la pérdida de tu hermana que siento aún muy crudo dentro de ti.

César levantó su copa y dijo: «Será que brindaremos por el chisme». Y reímos de buena gana.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga