Si los componentes básicos del amor son: ATENCION Y TIEMPO. Cuando perdemos la atención, perdemos los detalles y, lo grande, sustancial, importante, se va quedando sin formas y así, pierde su perfil, las líneas que lo identifican y le otorgan lo que antes fuera su: dignidad, importancia, hidalguía, auto-estima, etc. Esto, lo podríamos aplicar a cualquier forma de amor, y nos daría los mismos resultados. Un amigo, muy detallista, me comentaba que para él, Dios había creado lo grande para nosotros: el sol, el cielo, el mar, las estrellas, el hombre, etc. Y que a nosotros, nos correspondía lo pequeño, los detalles.

En días pasados fuí al, muchas veces disfrutado, Teatro Teresa Carreño y sus inmediaciones, donde aclaro, pasé trabajando y disfrutando, parte de mi vida; esta vez, para asistir a una obra de teatro. Como llegué temprano, me pude detener en el Teresa Carreño, me acordé de su primer y celoso director, mi querido Elías Pérez Borjas, y de otros cultores de los detalles que por allí pasaron; del amor a aquél orgullo arquitectónico y cultural, para hoy, ver sus detalles, en perfecta combinación con el ambiente que en la zona se respira, donde el amor, definitivamente, perdió su égida fundamental.

En la calle del frente, un autobús de la PM, burlonamente rayado, grafitado y cerrado siempre, toda suerte de limosneros y mucha basura. Los pisos del Teresa, marchitos por falta de cera, escaleras mecánicas paradas, y las otras con olor a orine, espejos de agua secos, jardineras mortecinas, filtraciones en los techos y un estacionamiento donde a la salida de todas las funciones, abren una sola taquilla, la cual, de souvenir, aparece llena de cartones, vidrios rotos, y una mano que cobra, luego de casi cuarenta y cinco minutos de una cola que apenas se mueve.

No tengo nada contra la «cultura popular», menos contra del «soberano», mucho menos con la «democratización de la cultura», pero ¿qué tienen que ver todos esos términos con que se olviden de las formas, del detalle, de lo agradable, de lo hermoso? Y si esa es la condición, lo siento, no puedo pactar con el deterioro para la supuesta inclusión, eso es antipatriótico y destructivo desde todo punto de vista.

Detenerse en esto, es constatar que cuando el amor se hace migajas, es el poder, la anarquía, y la ineficiencia quien se lleva lo importante. Quizás nuestro Teresa Carreño nos está mostrando la verdadera boina de todo esto: EL DETERIORO.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga