A propósito de esta nueva oportunidad de elegir, se me ocurren algunas consideraciones en un día como hoy.

El escritor español, de la generación del 98, Miguel de Unamuno, entre muchas cosas brillantes, acuñó un término que vale la pena desempolvar hoy; LA INTRAHISTORIA. Comentaba que, independientemente de la historia nacional, estatal, o municipal, todos escribíamos una historia diaria que se va haciendo en el diario recorrer y vivir nuestras rutinas. Seguramente usted, recorre a diario, unas cincuenta o cien calles, con el mismo aspecto y las mismas características, y son esas, y no otras, las que, independiente de las maravillas que, en el municipio, estado o país se estén haciendo, son las que nos servirán de termómetro emocional y vivencial, para juzgar una gestión, una labor, un gobierno. Sabiendo, por supuesto, que hay cosas que nos tocan a nosotros; pero qué maravilla cuando encontramos que alguien, que ni siquiera hemos visto en persona, sentimos que nos lee, nos interpreta, nos sigue en el diario acontecer, que, al fin y al cabo, es lo único que posee el ciudadano.

Cuando pasamos por una calle llena de huecos, con basura en todas partes, o donde rutinariamente se cometen delitos, una parte de nosotros, se pregunta, casi de forma automática: -«¿Y será que el presidente, o ministro o gobernador, o alcalde, nunca ha transitado por esta calle?» Y esto, nos termina dejando aislados, en una sensación de desolación e impotencia frente a una autoridad que nos ignora.

Abundan los ejemplos, inclusive en Venezuela, donde el gobernante, en cualquier instancia que le toque, interpreta esta intrahistoria, y ejerce una gestión humana, cercana, paralelamente a aquellos que nos llenan las calles de vallas para que: NOS FIJEMOS ¡POR FAVOR! en la obra ejecutada, obra ésta, que pierde su importancia y trascendencia cuando la intrahistoria de un grupo humano, no está al día.

Un día visité a un amigo, en un pueblo de España. Cuando llegué, me asombré por el ornamento y el desarrollo comercial que vi; cuando lo saludé, se lo comenté y él me dijo: -«De qué me sirve todo esto que ves, si en mi cuadra hay huecos por todos lados, no hay buena recolección de basura y el agua no llega siempre». Y entendí entonces, que a la gestión le faltaba intrahistoria.

Mi humilde invitación es a premiar a aquellos que entienden, y sentimos que pueden vivir tal concepto, que simplemente significa amor y vida.

Votemos por, y no contra nadie, pero votemos.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga