En estos tiempos de incertidumbre que vive el país, el adverbio QUIZÁS, toma una connotación realmente protagónica. Los medios se llenan de analistas, politólogos, economistas que con lo mejor de ellos, y de sus humanas intenciones, sacan punta a un acontecer nacional que está tan claro como el agua; pero que por nuevo, nadie entiende realmente; QUIZÁS porque lo medimos con factores e instrumentos viejos; o QUIZÁS porque entenderlo de verdad, nos obligue a bajar la cabeza inevitablemente, cosa que no forma parte del reducto intelectual de aquellos que aman más sus a sus egos y sus vetustos conocimientos que a este conglomerado llamado país.

QUIZÁS ninguno de los dos caminos visualizados sean los indicados, y QUIZÁS ninguno de los personajes expuestos a la luz lo ha entendido; o QUIZÁS el análisis de ver todo polarizado, sea el que más conviene a un grupo que, en realidad, es el que se beneficia y se lucra de esta frustración dividida.

QUIZÁS se nos quebraron nuestros mejores espejos, para también reconocernos en la arbitrariedad, el resentimiento, la vulgaridad y en los egos maltrechos. QUIZÁS porque perdimos de vista que cuando nos vemos en el espejo, literalmente, la mano izquierda se ve del lado derecho y la derecha en el izquierdo.

QUIZÁS la salida a todo esto está en un tercer camino, o en otro camino, dejando atrás lo que perdimos y QUIZÁS viendo lo que queda siempre ahí, por trascendente, por legítimo, por universal. QUIZÁS porque el poder no reconoce, ni sabe nada del amor, ni de la pasión, ni de lo sensible, ni del conmover.

QUIZÁS nuestros líderes han subestimado a los que verdaderamente lideran, a los que sí convocan, QUIZÁS porque éstos, aman lo que hacen, y sienten que conmover un corazón es suficiente para seguir luchando. QUIZÁS porque no ven que cuando rompe una orquesta (Oscar D’León, Adolescentes, la Sinfónica Juvenil, etc., etc.) o cuando vemos una obra de arte, de teatro y nos toca el alma, nos la desnuda, y entramos en una pasión que nos une, y QUIZÁS aquí, a nadie le interese preguntarse, si quien está interpretando, diciendo o proyectando aquello, es chavista u opositor. Porque QUIZÁS ahí y sólo ahí, se da el milagro que todos prometen y que nadie tiene ni idea, porque QUIZÁS los ojos para verlo están en el corazón, y a los supuestos líderes, se les ha blindado de tanto pensar y analizar.

QUIZÁS el verdadero liderazgo de este tercer camino, no esté en el ámbito político, ni en el intelectual, sino en manos de seres creativos, en artistas de alma capaces de hacer, decir o lograr que un grupo se conmueva al punto de sentirse más cerca del otro; y QUIZÁS se nos dibuje una sonrisa amigable que nos devuelva la esperanza y el sentido de pertenecer a un grupo humano en un espacio geográfico llamado país; y que QUIZÁS, por fin entendamos que el país es algo que primero llevamos dentro y siempre hacemos a diario.

QUIZÁS los nuevos tiempos nos están gritando que debemos hacer el único viaje posible de la madurez: el de la mente al corazón. O QUIZÁS, por parecernos estas reflexiones vanas e idealistas, en nuestras constantes diatribas, esperemos a que llegue el dolor y lo resuelva todo. Porque QUIZÁS hayamos olvidado que ante un gran dolor colectivo, lo individual siempre e inevitablemente, se une.

Y me despido, QUIZÁS temeroso de que unos frasquitos de gas lacrimógeno acaben, por pura indignación, con la esperanza de desarmar lo desarmable e imponer lo eterno en cada uno de nosotros.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga