¿Qué Pasó con Nuestro Amor?, es el título de mi más reciente libro, es también mi más cercano miedo, mi desgarrador grito del alma, algo agotada de tantos adioses, de tantos sinsabores y urgida de alguna respuesta o camino que nos permita reconfortarnos para volver y seguir.

En esta pregunta se encierra lo pesado y relativo que, a veces, se nos vuelve el amar, más no el amor. Quizás es ese rompecabezas que nunca terminamos, y que ya nadie recuerda, ese juego de scrabble que quedó a medias, porque el sueño nos rindió, y que ya al día siguiente deja de tener emoción. Es el grito desesperado quien ya no sostiene nada en sus manos, y que su corazón cansado sólo le pide reponerse.

También es un lamento de quien ya agotó los argumentos, y se quedó en la sequía de una buena pelea que termina en caricias, sexo y perdón. Es la que creemos nuestra última construcción gramatical, cuando el logos muere rendido de dolor frente a tanto escombro.

Este título es un llamado de emergencia a comenzar de nuevo, cuando ya no hay caminos, cuando los trazos no señalan nada y las palabras cuelgan de cualquier perchero, borrachas de sin sentido.

Pero por otro lado, ¿Qué pasó con nuestro amor? es esa lámpara que se enciende en la madrugada, cuando todos creemos que no pasa nada y que encara un vacío con el que nadie se quiere enfrentarse. Es esa comprensión de los sentidos que nos pone a hacer el viaje obligado de la mente al corazón. Es el recuento de las sombras que se nos cuelan en la pareja, y que es fácil verlo en el otro, porque asomarnos a nuestro patio interno nos hiela el alma.

Este libro, es un título y cientos de interpretaciones de ese «religarnos» en nombre del amor, y de esas posibilidades que nos da el ser conscientes de tan complejo camino.

El contenido que leerán, si me hacen el honor, es producto de un entrenado escucha que se le arruga el alma con cada historia, que se identifica con cada dolor y que siempre queda esperanzado en la posibilidad del regreso, del volver, del amarse más en la próxima. También está impreso allí, el analista severo que pretende madurar lo inmadurable o hacer ver lo invisible en la bruma del dolor. Por eso me tranquilizo, porque todos esos puntos de vista creo que están allí, no por estimar hacer algo completo, sino por inspirarme en aquello que tanto me ha costado y en la que creo firmemente: una relación de pareja de calidad.

Así, la primera semana de Junio, podrán saborear, leer, aborrecer, destruir o amar entrañablemente un texto lleno de pasajes humanos, posibles, ricos e importantes, de ese dulce movimiento telúrico de dos seres al acercarse al amor, o al, súbitamente, descubrir que algo se nos rompió definitivamente y ya no sabemos qué hacer con lo que queda. En esa ambivalencia entre el huir y el enfrentar, nos debatiremos siempre, hasta el final de los tiempos; pero poco a poco, de mucho transitar, podemos enfrentar las situaciones con la posibilidad de caer de rodillas y decir, con el corazón destrozado: ¿QUÉ PASÓ CON NUESTRO AMOR?

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga