Volviendo a lo del quedarnos secos, además de mi encuentro con el libro de Osho y del fenómeno de sequía que sufre Venezuela en estos principios de esta década; me tocó grabar mi nuevo audio libro: SOLEDAD Y DESOLACION, contrastado por la película ARRIBA EN EL AIRE que, a manera de confirmación, apareció ante mis ojos, y me llegó a conmover de forma muy especial.
Grabar un cd o audio-libro, tiene su dificultad, por lo menos en el cómo yo los grabo, y es tratar de ser una voz que responda y que lleve al oyente de la mano en torno al tema ofrecido; dejando semillas de reflexión y, por qué no, respuestas a lo que éste esté viviendo en torno al tema en cuestión. Por todo esto, precisa de una reflexión, y de una investigación previa acerca de qué es lo que realmente inquieta al colectivo, y cual es el camino más claro para llevar al escucha. Así, en este trabajo me tocó desgranar, e intentar diferenciar con simpleza y claridad las diferencias entre la soledad y la desolación. La primera es una condición de lo humano, de lo transformable, de lo fértil; muchas veces buscado por el propio individuo por pura y sana necesidad. Esto contrasta con desolación que no es más que el sentirse incapaz de ser amado, no merecedor del amor, comenzando por el de Dios, hasta el de cualquier de sus iguales, generando procesos superficiales e inútiles y llenos de frustración. Esto es seco, yermo; la soledad es fértil, húmeda. EL problema de nuestros tiempos es que no importa de cuántos seres nos rodeemos, la semilla sigue ahí; segura, impermeable, y negada a ser flor, parafraseando a Osho.
Entonces, todos nos podemos sentir desolados y secos, porque lo que marcará la diferencia es el proceso de transformación que se realice o no en nosotros, revitalizando nuestra tierra y generando vida sagrada. Esto se huele, se siente, se vive. Debido a eso, dejamos de ser un cielo bellísimo como techo de una tierra seca, para convertirnos en un cielo matizado con nubes, que cobija a una tierra húmeda y muy fértil.
Por otro lado, vi la película Arriba en el Aire, film que me dejó una profunda reflexión en cuanto a este tema, ya manejado con otros códigos, exponiendo a un hombre (George Cloonie) solitario, coleccionando millas de vuelo, haciendo la ingrata labor de inducir y comunicar en las empresas que lo contratan para tal fin, los despidos, labor dura y sucia para cualquier profesional. Esto, contenido en una personalidad hecha en torno a no hacer familia, no enamorarse, y no tender afectos mayormente profundos con nadie, lo que lo convierte en un profesional perfecto para su desempeño, hasta que le sobreviene la gran crisis, necesaria, transformadora pero aterradora al mostrarle lo seco que puede estar.
Resumiendo, creo que lo de adentro es afuera y lo de afuera es adentro, es inevitable, y sólo quiero dejar como reflexión que aprovechemos estos tiempos para revisar cuán secos podemos estar en ese afán de que nada nos afecte, perturbe o sensibilice, el planeta necesita agua que no es más que emoción, fluidez, unión, y vida en sí misma.
Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga