Vivir, ese verbo tan complejo, desconocido y maravilloso en el cual todos participamos, asoma algunas condiciones que nos dan señales de rasgos importantes que más que satisfacer nuestra curiosidad, sería interesante ponerse manos a la obra a la posibilidad de trabajarlos desde la conciencia y el amor.

Si analizamos con detenimiento los verbos enunciados: entrar, quedarse y salir; resumiríamos la vida en su columna vertebral porque todo lo que a ella concierne, trata de estas tres acciones. Entramos a la vida (concepción), nos quedamos (gestación) y salimos (nacimiento); así en todo (relaciones de todo tipo, trabajos, proyectos, sueños, etc.)
Quizás todos vengamos a trabajar alguna de esas tres fases, y sería interesante verlas a la luz de nuestro origen.

Seguramente alguien que se concibió en un vientre con problemas para contener o sostener al embrión, tendrá luego que venir a trabajar las entradas. Me refiero a madres que les costó que ese niño entrara en el proceso de gestación aquí, ese futuro ser seguramente le costará las iniciativas, el entrompe, el primer paso para: decir, conocer, presentarse, etc.

Quien, en cambio, tuvo problemas en su gestación. Aquí me refiero a madres que les mandaron reposo todo el embarazo, o que por accidentes ponen en peligro el proceso de crecimiento del embrión. También me refiero a madres con la intención o el pensamiento recurrente de abortar o simplemente, de no tener a ese ser. En este caso, el niño presentará problemas para establecerse, pertenecer, hacer los lugares como suyos y echarse con la convicción de que ese es su sitio.

En el caso de salir, aquí nos tropezamos con el que creo más común de los casos, dada la inconciencia que ha existido, durante muchos años, en torno al tema del nacimiento. Evidentemente, no saldrá de modo natural de: una relación, un trabajo, un problema, un impedimento; quien viene de un largo parto que además terminó en forceps. En este caso, primero se desesperará ante la sola idea de salir, se quedará atascado y luego necesitará de una ayuda(a veces violenta y dolorosa) para realizar su salida. O de quien necesita que alguien sufra para que yo salga. O de que nos duerman para salir (cesárea). Y así, un largo etcétera.

Intento hacer ver esto porque estoy convencido de que la vida es trabajo y poder reconocerme en una de estas etapas en dificultad, es iniciar, ante todo, una conciencia clara y amorosa para trabajar esto, bien con ayuda terapéutica o desde mi propia observación y decisión, dependerá de la dificultad.

Manos a la obra, deberíamos entrar fácil, quedarnos a gusto y salir fluidamente de aquello que decidamos vivir.

Hasta la próxima sonrisa:
Carlos Fraga