Para comenzar, es necesario puntualizar que una era (aprox. 2425 años) no cambia de forma drástica, ni emite leyes o reglas específicas para su cambio. Sus movimientos son evolutivos y van generándose en paralelo, quizás marcados por ciertos sucesos claves que determinan por dónde viene y qué impacta en el afuera y en el interno de cada uno.

Hoy quisiera hablar desde mi sentir, pues vengo curioseando (porque decir estudiando es muy serio) acerca de los Mayas, la alineación planetaria del 21-12-12, etc. Y creo que es algo importante y necesario de plantear de forma, espero, clara, pero muy sentida y ésta creo, es una de las características del gran cambio: el sentir.

Me niego a sonar experto, conocedor y menos fanático de otra cosa que no sea la evolución humana que, a la larga, es la que me interesa y especulo que a ustedes también.

Lo que estoy sintiendo, de un tiempo para acá, es el desmoronamiento de ciertos paradigmas humanos que nos sostenían en ideas que hoy parecen perder sentido. Creo que términos como unidad más que unión; entendiendo por unión el calarme lo tuyo porque lo necesito, y en cambio unidad nos habla de conjugar, negociar nuestras diferencias para encontrar un espacio cónsono y adecuado para convivir; es vital en estos momento y en todo, tanto dentro de los grupos humanos, familias, parejas, grupos de interés se ven apuntados a esta tarea tan postergada, pero tan vital ahora.

Por otro lado, creo que el trabajo interno se inserta en una dimensión importante cuando deja afuera tanto lo mental, como la sublimación, dos extremos de la misma cuerda. Me explico, aquellas explicaciones o estructuras mentales que justificaban, explicaban o validaban los hechos. O quizás, aquellas argumentaciones metafísicas desprovistas de sustento humano que simplemente dejaban las experiencias como en limbos, aparentando ese tan dañino «pasar la página». El ser ahora se inclina a ese trabajo interno, a ese percatarse que todo tiene que ver con él y habla de él. Amparados en fuerzas, quizás desconocidas en nosotros pero aliadas a la hora de entrar en oscuridades. Un trabajo más espiritual, despojando a este término de cualquier interpretación que realmente no pase por el espíritu, por ese espacio sublime donde todo se transforma y donde nos sintamos realmente parte.

Hay mucho más pero centro aquí mi exposición, no en vano ya muchas corrientes, de un tiempo a esta parte vienen sonándonos las campanas internas en cuanto a: una sexualidad más sagrada, una inclusión real, una aceptación y validación de nuestras historias familiares, amorosas o personales, una alimentación centrada en energía y no en cantidad. Una comprensión (Cabeza-Corazón) y no un mero entendimiento (Sólo cabeza). De un auténtico trabajo de amor basado primero en ti y no vivir para ser ambulancia y darle sentido a la vida por la necesidad que se pueda demandar de ti. De una auténtica paz, ya no basada en una idea de muerte, sino de auténtica vida.

Las cartas están echadas, el tiempo irá poniendo las cosas en su sitio, simplemente les comento mi sentir y como siempre los invito, lo crean o no, a ponernos manos a la obra en nuestras vidas, para luego es tarde.

Hasta la próxima sonrisa:
Carlos Fraga