Las navidades están marcadas por el solsticio de invierno los veintiuno de diciembre, ese día oficialmente arranca el invierno y con él, sus típicas expresiones (nieve, hielo, frío) pero lo que realmente caracteriza estos días es que las noches son más largas que los días, generando una mayor oscuridad, de allí que las fiestas decembrinas estén llenas de luces y color para compensar dicho fenómeno. Y ya que lo que es adentro es afuera, en nosotros igual se produce esta oscuridad y quizás nuestras luces compensatorias las intentamos prender desesperadamente afuera (fiestas, excesos, ruido, etc), olvidando que las luces que debemos encender son aquellas que tenemos dentro, esas que descansan detrás de la aparente falta de luz. Para encontrarlas, hace falta un poco de recogimiento, amor hacia nosotros y quietud, dejando que aquello oscuro nos arroje las luces necesarias para ver aquello que antes no veíamos y escuchar lo no oído.

Por todo lo anterior, además de desearles una muy FELIZ NAVIDAD y un maravilloso FELIZ 2014 lleno de oportunidades y sueños realizados, les invito a rescatar al gran verbo: ¡detenernos!. Con él, descansar en nosotros, descubrirnos en nuestra quietud y serenidad, aprovechar para aprender más de nosotros y sobre todo, aprender ese arte perdido de disfrutar de nosotros.

Ojalá estas fiestas, además de vivirlas en la alegría del jolgorio colectivo, nos demos tiempo para estar con nosotros, compartir en la mayor intimidad y sentir esa fiesta que esperamos vivir afuera, cómo se nos va armando dentro y la podemos integrar en una sonrisa que solo hable de nuestra plenitud alcanzada.

Muchas felicidades y que Dios los bendiga.

Donde me encuentre les diré siempre:
“Se les quiere mucho, se les quiere bien, se les quiere siempre. Hasta la próxima sonrisa.”

Carlos Fraga
Diciembre 2013