No cabe duda que la rabia, como expresión emocional, es reactiva, altamente activa y no deja lugar a reflexión alguna. Sin embargo, es importante recordar que esta emoción es necesaria y oportuna porque nos permite drenar ciertos dolores que nos aquejan y que aún no hemos integrado.

La rabia es un loop que da vueltas, una y otra vez, sobre el mismo tema, generando que esa herida abierta que nos duele tanto, se convierta en una suerte de escudo , con el cual enarbolamos razones y argumentos que, aunque ciertos, nos mantienen girando en ese dolor sordo que nos maltrata y empaña muchos espacios sagrados en el vivir.

Cuando esa pasión rabiosa nos monta en su carro, nos cuesta mucho detenernos en nosotros, en ese dolor hecho furia, en esa herida transformada en fiera viva. ¿Hay razón para ello? Desde luego que sí, es válida y seguramente oportuna. ¿Será entonces válido dejar que nos guíe y nos haga un rapto eterno? Esa será la reflexión que cada uno debe hacerse y de allí, la decisión que ha de tomar.

Cuanto más estemos atrapados en esa rabia, entramos en el reino del odio y el resentimiento y allí no hay ventana posible, no hay otro horizonte que validar y menos caminos más amigables que transitar, ya no con los otros, sino con nosotros mismos.

En un tuit que hablé acerca del perdón, alguien indignado me contestó que el perdonar era el signo de la resignación y eso era cobardía extrema; a lo que contesté: «Ahora pregúntate si la «dignidad» que crees que tiene tu rabia ¿Te ha servido para algo, ha cambiado en algo eso que te perturba?».

Seguramente no, por lo tanto, ella sirve para momentos, para espacios, pero no puede ser el estandarte en este vivir, ya de por sí, complejo.

Lo que sí queda claro es que toda rabia esconde un profundo dolor, una herida que aún muerde, una pasión que no hemos podido integrar para hacerla florecer en nosotros.

Estas letras no pretenden mejorar la rabia, simplemente sembrar la semilla de reflexión: SI ESO ESTÁ EN TI; ESO ESTÁ EN TUS MANOS. ¡MANOS A LA OBRA!

Hasta la próxima sonrisa:
Carlos Fraga